Salsa de tomate casera

¿Cómo habéis llevado el fin de semana?. ¿Se ha vuelto a estropear el tiempo en vuestras zonas, como últimamente suele pasar?. Aquí, hoy hace maravilloso, pero ayer fue un día "tonto"....
Bueno, y después de lo complicado viene lo sencillo, que de todo tiene que haber en esta vida, y en la variedad está el gusto, jejeje....
Hoy os traigo la receta de la salsa de tomate casera, que habéis visto en varias recetas mías, como los canelones de jamón de york,  los pimientos rellenos de morcilla, las mini-hamburguesitas rellenas o el budín de arroz con espinacas y atún. Es otra de las recetas que sigo haciendo a la manera tradicional, porque me gusta mucho cómo queda.
Como todos sabemos, el tomate tiene un punto ácido, que hace que necesitemos contrarrestar esa acidez cuando preparamos una salsa de tomate. Normalmente, se le echa una pizca de azúcar, pero yo, con diabético en casa, prefiero utilizar otros métodos: añadirle un poquito de zanahoria y, si a pesar de todo sigue resultando ácida, le agrego una GOTITA de sacarina líquida, o un tercio de cucharadita de stevia en polvo. Pero, si se trata de sacarina, vierto el líquido en una cucharita y después se la añado a la salsa, para evitar que,sin querer, se me vaya la mano con el dosificador y convierta la salsa en una mermelada de tomate de sabor "sacarinoso" no muy agradable (me ha pasado alguna vez, y os aseguro que ese sabor es dificilísimo de corregir)
Vamos al grano:

INGREDIENTES:
1 kg de tomates pera que estén maduritos, o 1 kg de tomate pelado en lata (Nunca uso tomate triturado, desde que... bueno, son manías mías, dejémoslo ahí).
Aceite de oliva virgen extra
1 zanahoria pequeña (opcional)
1/2 pimiento verde italiano
1 cebolla mediana
1 diente de ajo
1 hoja de laurel
Tomillo
Orégano
Albahaca
Sal
Orégano
1/3 de pastilla de caldo de verduras (opcional)
1 sobrecito o 1 cucharadita de café de stevia, o unas gotitas de sacarina líquida o una pizca de azúcar./

PREPARACIÓN:
Picamos la zanahoria (si se pone), el ajo, la cebolla y el pimiento. No hace falta que sean trozos muy pequeños, porque después se va a triturar.
Calentamos en una sartén honda un chorrito de aceite de oliva.

Rehogamos el ajo durante 1-2 minutos. Cuando empiece a desprender aroma, añadimos la cebolla, y dejamos que se cocine durante 3-4 minutos a fuego medio.

Añadimos entonces el pimiento, y, en su caso, la zanahoria, y sofreímos a fuego medio.

Aquí vemos ya cómo van cogiendo un ligero tono doradito. Así se caramelizan un poco los azúcares, y eso nos ayudará también a contrarrestar la acidez del tomate.

Ojo: no hay que pasarse, porque, si se queman, darán un punto amargo a la salsa. Sólo un LIGERO tono doradito, después bajamos el fuego.

NOTA IMPORTANTE: Si tenéis problemas con el índice glicémico de la zanahoria cocinada, suprimidla tranquilamente.

Cuando estén tiernas, agregamos el tomate. Si es natural, podemos pelarlo previamente, escaldándolo unos segundos bajo el grifo del agua caliente. Si es triturado, reservaremos el líquido de la lata, por si fuera necesario añadirlo (ojo, en este caso, porque suele tener un punto ácido).

Removemos bien, y agregamos el laurel, la sal, el orégano, la albahaca y el tomillo.
Puede añadirse, si se quiere, 1/3 de pastilla de caldo de verduras, desmenuzada.

Dejamos cocer unos 5 minutos, y probamos el punto de acidez. Añadimos el edulcorante o azúcar.

Bajamos el fuego, y dejamos que se vaya haciendo unos 25-30 minutos. Si viéramos que se reseca, añadimos un poquito de agua o el líquido de la lata.

Retiramos del fuego, dejamos enfriar un poco, y trituramos. Si lo hacemos en Thermomix, programamos velocidad progresiva hasta que quede con la textura que nos guste.

También podemos pasarla por el chino o pasapurés (queda más rojita).
Espero que os sea útil, y os guste.
Disfrutad de lo que queda del domingo...