El retorno desde Siria y Jordania.... y un solomillo de cerdo a la mostaza, muy facilito

¡Muy buenas!.
¡Por fin puedo dedicarle un ratillo al blog!.
Después de volver el domingo pasado de Siria y Jordania, he pasado unos días bastante liadilla, y "tomando contacto con el entorno", que decía mi profe de yoga, jajaja.
Y es que... ¡mira que es difícil centrarse en la realidad cotidiana a la vuelta de las vacaciones, sobre todo cuando has estado fuera más de 1 semana!.
En primer lugar, no sabes por dónde empezar. ¿Deshago maletas?. ¿Me pongo a trabajar?. ¿Contesto llamadas pendientes?. ¿Ordeno los regalos?... Y haces mil cosas, pero no terminas ninguna.
Por otro lado, si has desconectado mucho, te cuesta volver a pensar en las cosas "normales". Cuando haces un viaje del tipo del mío, en el que (salvo los 4 últimos días, que estuvimos reponiéndonos en Aqaba, una playa del Mar Rojo), te pasas el día de la Ceca a la Meca, y no tienes que preocuparte de currar, cocinar, pensar qué vas a hacer de comer, o agobiarte con los plazos de los documentos.... pues, a los 15 días, toca "reprogramarse" .
Por eso, todavía no había pasado por aquí. Encima, todavía ando organizando fotos, que hemos hecho miles.
Bueno, os cuento un poquito del viaje. Hemos estado en Siria y Jordania, y los dos países me han encantado.
De Jordania, ¿qué puedo decir, si allí está Petra, que es una auténtica joya?.
Pero Siria me ha sorprendido muy agradablemente: no esperaba tanto. No imaginaba que iba a encontrar tantas culturas, tantos monumentos estupendamente conservados, y tanta variedad y vitalidad.
Os enseñaré hoy un poquito de Siria, y dejo Jordania para próximos posts. O, mejor dicho, voy a centrarme hoy en Damasco, y ya os pondré más cosas de otros lugares de Siria. Son 16 días de viaje, y hay mucha tela que cortar.
Esta es la mezquita omeya de Damasco, sencillamente impresionante.

Y aquí vuestra amiga, con la indumentaria requerida para la ocasión (el "gabán" lo dan a la entrada... y me equivoqué de talla, lo escogí demasiado largo, jajaja).

Dentro de la mezquita, hacía "fresquete", jejeje....

Pero el interior merece la pena.

Estas son imágenes del barrio cristiano....

Y éste es el zoco de Damasco. Más fácil de recorrer que otros zocos, porque está atravesado por la llamada "Vía Recta", que va desde una puerta a otra de la muralla de la ciudad vieja... lo cual es muy útil para orientarse:  o sales a la mezquita, o al barrio cristiano.

Venden de todo, desde ropa muy seria....

a otra algo "menos recatada", jajajaja....

Y, para los amantes de la cocina, no faltan las hierbas y las especias....

Y la puerta del "hammam", dentro del propio zoco....

Si atravesamos esa puerta, nos encontramos con la foto de un señor que tiene un cierto parecido al príncipe Felipe....

Es Bashar Al-Assad o El Assad, presidente de Siria.... que está en todas partes, jejeje. Cuando llevas unos días en su país, ya es casi como de la familia.


Por el zoco y alrededores pasean vendedores ambulantes, ofreciendo "cosas de comer" y de "beber"....

¿Os gusta?
Bueno, pasando a la receta de hoy, os preguntaréis que cómo, viniendo de donde vengo, se me ocurre plantaros un solomillo de cerdo. Pues precisamente por eso, jajajajaja: porque llevábamos 16 días sin probarlo. Pero no os preocupéis: he comprado varios libros de cocina árabe en general, y siria y jordana en particular, así que ya irán cayendo recetillas, ya....
Ésta de hoy, además, es facilísima, y me vino muy bien para hacerla al poco de llegar: sólo tuve que descongelar el solomillo, y en un "pis-pas" la pude preparar. Ahí va:


INGREDIENTES (4 personas)
1 solomillo de cerdo ibérico
1 bote de Crema Ligera Puleva (175 gramos)
Mostaza a la antigua
Sal
Un poco de leche

PREPARACIÓN
Limpiamos el solomillo, le quitamos el exceso de grasa, lo salamos, y lo untamos por todos lados con la mostaza.
Lo ponemos en una fuente de horno, vertemos por encima el bote de crema (sirve también la leche evaporada, o nata líquida), y metemos al horno a 200 grados durante 40-45 minutos, según nos guste de hecha la carne (ésta la tuve 40 min.).
Para la salsa: recogemos lo que ha quedado en la fuente, probamos el punto de sal por si hay que añadirle un poco, añadimos un pelín de leche (según la queramos de espesa), y la pasamos unos segundos por la batidora o Thermomix.
Podemos tomarlo caliente, templado, o frío (en este caso, calentaríamos solamente la salsa).


Ya veis que más fácil no puede ser, y está riquísimo...
La próxima entrada, más viaje y más recetas. Y ahora, voy a ver si visito vuestros blogs, que hace mucho que no os veo.